Si uno no ha viajado antes a Marruecos o si no está mínimamente familiarizado con el espíritu y la cultura marroquíes, la llegada al país vecino puede resultar cuanto menos, sorprendente. En un par de horas desde Barcelona nos plantamos en el aeropuerto de Fez-Saïss, donde únicamente podemos acceder a través de vuelos de la compañía Ryanair.
LLEGADA AL AEROPUERTO
El primer impacto nada más salir por la puerta es el de encontrarse a decenas de hombres avasallándote para llevarte en "taxi! taxi! taxi! taxiiiii!" hacia el centro de la ciudad. En este primer momento, uno se da cuenta de lo bien que va haber aprendido unas cuantas palabras previamente -que les entran por un oído y les salen por el otro- en árabe: LA (no) y SHUKRAM (gracias) serán con toda seguridad las dos palabras más utilizadas durante todo el viaje.
TRASPORTE
Una vez elegida la persona y el coche (los coches que hacen el trayecto del aeropuerto suelen ser de color rojo, pero en su mayoría no tienen letrero de "taxi") hay que saber cuántas personas pueden caber en el coche y cual es el precio para llegar hasta el centro de Fez. Normalmente los taxistas sólo aceptan llevar hasta tres pasajeros (él, un pasajero delante y otros dos detrás). El precio del recorrido entre el aeropuerto y el centro de la ciudad suele estar fijado en unos 150 dirhams (unos 15 euros) por lo que normalmente no suelen poner un contador. Ésto también puede pasar en el resto de los trayectos, donde el precio se acuerda justo antes de salir.
A diferencia de otros países, en Marruecos se puede compartir el taxi con otras personas, aunque no se conozcan de nada. No es extraño pues, que el taxista pare alguna vez si le queda algún asiento vacío para ver si la persona que pide el taxi va hacia el mismo sitio que los pasajeros que lleva y posteriormente repartir el precio del trayecto.
No os asustéis cuando vayáis a echar mano del cinturón de seguridad. En la parte trasera, no son obligatorios. El conductor y el copiloto sí que tienen, pero no debe ser obligatorio ir atado, porque casi nadie lo hace.
Las carreteras son un poco "que cada uno haga lo que quiera o lo que pueda". Las líneas para dividir carriles en la calzada son muchas veces inexistentes, y si las hay, no importa mucho si éstas son continuas o no. La mejor manera de avanzar es pitando para poder ir más rápido que el vecino y esperar a ver si hay suerte. Los pasos de cebra se ven poco, así que es fácil encontrar la carretera compartida por peatones, burros, caballos, cabras con su pastor y un largo etcétera:
2 comentaris:
Totalment d'acord amb el teu post. Visitar Fès és sinònim de bones experiències, i tal com dius, només arribar ja ens trobem amb imatges i situacions impactants.
Manel i Cristina
Manel i Cristina: jo vaig tornar totalment encantada! Moltes gràcies per passar i comentar!
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